Este verano (julio y agosto) mi trabajo se termina a las 17.15 por una política de la oficina. Por eso, tengo que ir de oficina una hora más temprano. Siempre tengo sueño y el tren de la mañana está muy muy ocupado. Entonces pienso que no merece la pena ir de trabajo temprano. Pero, hoy por primera vez, encontré una ventaja de esa política. Justo ahora vi el atardecer tan bonito desde mi balcón!
Uno o dos idiomas son armas necesarios en esta sociedad que ha cambiado tanto. Amor magister est optimus.
¡Esas fotos son de cortar la respiración! Precioso.
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